Un apunte rápido, porque ha sido coser y cantar, a diferencia del martirio por el que tuvimos que pasar en 2010 y que dejamos documentado. Realmente lo único que he necesitado ha sido la versión AMD64 de Ubuntu 13.04 (la vez anterior tuve que descargar explícitamente la versión «alternate», esta vez ha bastado con la versión desktop tradicional).
Sí ha sido necesario, al igual que la vez anterior, instalar el gestor de arranque rEFIt (no vale sólo con GRUB, o yo no he sido capaz). Parece que rEFIt está obsoleto y que ahora se recomienda rEFInd, aunque a mí no me ha dado ninguna guerra (al instalarlo, la primera vez no te saldrá el menú de rEFIt, tendrás que volver a arrancar para verlo).
El reparticionado del disco lo hice con el editor de disco de MacOSX. Sin problemas (reparticionando en caliente, sin desmontar la unidad… daba un poco de miedo, pero al no recibir ningún warning por intentarlo, supuse que era viable).
En la instalación, en modo gráfico, he seleccionado la opción de descarga de actualizaciones y la opción de activar drivers privativos. Nada más, Ubuntu 13.04 se ha instalado rápidamente en la partición que le corresponde y rEFIt me permite entrar sin problemas en MacOSX o Ubuntu (a través de GRUB).
Hay un fallo que queda por corregir: al apagar Ubuntu el iMac se queda colgado (no se llega a apagar). Para corregirlo:
sudo gedit /etc/default/grub
y sustituimos la línea GRUB_CMDLINE_LINUX_DEFAULT=”quiet splash” por GRUB_CMDLINE_LINUX_DEFAULT=”quiet splash reboot=pci”
(tal y como explicamos en el anterior post relacionado)
Nota: que a mí me haya funcionado no quiere decir que en tu iMac también lo haga. Así que, ya sabes, antes de tocar particiones, recuerda que las copias de seguridad son tus amigas 😉