Llevo ya un buen rato (más de 1 hora diría yo) sin mi querido Gmail. El sistema de correo web en la nube tiene enormes ventajas, pero un inconveniente serio: cuando las cosas van mal, no hay nadie a quien reclamar.
La caída de Gmail está siendo la noticia del día en los mentideros de Internet, especialmente en los de más rápida respuesta. Twitter es el rey de la inmediatez en las noticias… una búsqueda a través del servicio search.twitter.com nos da una idea rápida de si lo que nos ha pasado, Gmail down?, es algo que sólo nos afecta a nosotros de forma individual o es algo colectivo – o a escala mundial en el caso que nos ocupa. Esto también es algo que me hace reflexionar: Twitter ha dejado de ser un servicio para saber qué hacen nuestros colegas en casi tiempo real para pasar a ser una fuente de noticias inmediatas. No he ido a buscar a Google. Tampoco a un diario electrónico. Twitter ha sido el elegido (y ha respondido).
Volviendo a la discusión original: hace unos días discutía con un amigo sobre la posibilidad de que Google cesara algún servicio (o «se le cayera») y sobre las consecuencias que eso tendría. Me reí bastante porque mi amigo me lo decía en serio y yo no podía visualizar esa situación (o tal vez mi subconsciente se negara a ello). Ahora ya no me río. De hecho ésto me está dando que pensar, y mucho.